Quizá eres de los que inician su día con una buena ducha caliente o tibia por la mañana. Sin embargo, hay ocasiones que por costumbre, un mejor descanso o por el ritmo de vida, tomas la decisión de ducharte por las noches. Hasta este punto todo pareciera una cuestión de qué es lo que mejor se ajusta a tu rutina, aunque muchas personas que se bañan por la noche, simplemente dejan que su pelo quede húmedo y duermen sin secarlo hasta el día siguiente.
Y el oso lo sabe, dormir con el pelo mojado puede ser bastante tentador, ¿por qué? Porque quizá después de un día lleno de esfuerzo y dedicación, lo único que quieras sea tomar una ducha y recostarte y olvidarte de todo. Por mucha intención que llegues a tener en querer secarlo e irte calientito a la cama, el sueño puede contigo y aunque sea semihúmedo tu pelo reposa así en la almohada.
¿Los efectos?
Una almohada húmeda que actuó como filtro por más de 5 horas y que queda lista para un caldo de cultivo bacteriano junto a posibles consecuencias mínimas como coger un resfriado ya que respiras por boca y nariz toda esa fiesta de infecciones virales y bacterianas de tu almohada.
Por si esto no fuera poco, tu pelo lo resiente al grado de poder desarrollar caspa y tiña. Además que su brillo disminuye y se ve muy plano por las horas que tu cabeza pasó encima de él.
Ok, hasta este punto quizá no parezca tan terrible, pero piensa lo siguiente: ¿serías capaz de gastar 1/3 de tu vida durmiendo, con bacterias?
Una persona promedio duerme 8 horas por noche, lo que se traduce en 56 horas a la semana. Es decir, 2 mil 912 horas por año. Y si junto al oso hacemos aún más matemáticas… si vivieras hasta los 75 años, acumularás ¡218 mil 400 horas pegado a la almohada!
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Si lo analizas desde esa perspectiva, casi equivaldría a las horas que voluntariamente te expones a tus cultivos bacterianos. Y por más tuyos que sean, es necesario que cuentes con una buena higiene personal. Si vas a continuar durmiendo con tu pelo húmedo, entonces instaura como hábito, el lavar tu almohada y ponerla al sol, al menos una vez a la semana.
Por tanto, te sugerimos estas tres útiles acciones:
1. Inicia el día con energía
El aire natural contribuyen a que tu pelo se seque durante el día sin exponerlo directamente a un secador que puede dañarlo más rápido durante la noche. Además, este cambio de hábito te ayudará a partir el día con más energía y bien despierto, permitiéndole a tu cuerpo expulsar algunas toxinas que almacena de la noche.
2. Influye subliminalmente en ti
Si quieres continuar bañándote en la noche y cuidarte de tus propias bacterias, entonces incentívate por ti mismo a secarlo de cualquier forma hasta que se transforme en un hábito. Muchas veces si no vemos sugerencias, dejamos pasar lo que tenemos que hacer. Así que comienza por colocar un secador de pelo en tu cuarto en un lugar visible o en tu baño. Con ello recordarás hacerlo.
3. Coloca una toalla seca sobre su almohada
El oso lo sabe, por muchas ganas y hábitos que tengas, hay días que simplemente no lo harás. Para días como esos, coloca una toalla seca encima de tu almohada que contribuya a absorber la mayor parte de la humedad del pelo. ¡Mejor eso que nada!
